También allí llegan los aires de esa tendencia a refugiarse en lo exótico. Minh, la joven propietaria de la tienda de igual nombre en Gamla Stan (Kakbrinken, 11) seduce con todos los objetos que importa desde Viet Nam, a los circunspectos y silenciosos paseantes de la ciudad.
Una céntrica calle comercial deja ver, en un espacio privilegiado, el olor a la Ciudad Condal. Simbólica escapada al Mediterráneo, asoleadísimo mientras aquí casi tropiezas arrastrando los pies entre la escarcha.
