Thursday, February 22, 2007

Especial Estocolmo (1): Dala, nieve y los calcetines largos de Pippa.











El preaterrizaje en cualquier aeropuerto escandinavo, léase Estocolmo, es una experiencia visual con muy pocas referencias para alguien, como yo, nacido en el Caribe. Es más un paisaje lunar, donde a primera vista las moles negras son pedregales afincados en la nieve. Espejismo que se deshiela cuando seguimos bajando y reconocemos que son más bien pinares. Allí, como su clima, el lifestyle es otro, el diseño de su objetualística, la arquitectura y hasta las prendas de vestir han de ser, "gelísticamente", diferentes.

Gamla Stan es un barrio de diseño. Tiendecitas que reparten desde sus escaparates los símbolos patrios. El caballito Dala, millones de veces reproducido a mano y a precios de oro, preside cada anaquel. Tiendas como Liten Amanda (Västerlanggatan 69) lo venden, además de exquisitas mermeladas, confituras y gifts de todo tipo. También encanta la magia de Kerstin Adolphson, en la misma calle, con tres establecimientos, cuya especialidad son la lana y materiales naturales para sus propias confecciones de calcetines, guantes, abrigos, pantalones. Aunque el summum del swedish handicraft es Svensk Hemslöjd (en otra zona de la capital, la céntrica calle Sveavägen, 44), donde es posible asomarse y hallar desde toys de madera, cerámicas, dalas (of course) y artistas que, como el señor de la foto, reparan con precisión de cirujano, un viejo libro.