Aún sabiendo de la artificialidad del espacio, reconozco que el día que hice este reportaje gráfico la atmósfera del restaurant Transilvania (v. Zamboni, 16/b) me transportó a la soberbia guarida del conde Von Drakul.
Esa es el acierto de los buenos lugares para refugiarse: no sólo la estupenda pizza con forno a legna y la programación diversa de música y shows por las noches, sino el saber conseguir la ilusión y el sueño, con coherencia y encantamiento. Genial broma de telaraña.
www.transilvaniabologna.it